8 de marzo de 2010

¡¡FELIZ DIA MUJERES!!

Para ti
Por Ida Chaura de Leiva

Tengo en la mano un clavel
y tu rostro se me aparece
ten presente que en la vida
me harás falta muchas veces.

Si la distancia nos separa
cuando llegue la ocasión
silenciosos estaremos
pues nos unirá el amor.

Si ese momento es feliz
alabaremos fuerte a Dios
y si triste llega a ser
imploremos su valor.

Tengo en la mano un clavel
y tu rostro se me aparece
ten presente que en la vida
me haras falta...muchas veces...

5 de marzo de 2010

Aún era un niño

Por Rosa del Valle Giménez.

“Carlitossss!!!”, se escucho la voz de la mamá que lo llamaba. Debía acudir de inmediato, de lo contrario se enojaba muchísimo con él. “Debes ir a la estación, ya es la hora del tren, así que apúrate.”

Hacia frio, y Carlitos sentía hambre, pero no había nada para comer, es por eso que debía ir a conseguir “algo”, lo que la gente le diera, y traerlo a su casa. Tenía hermanos menores, y había que alimentarlos, su madre no podía salir a trabajar porque no tenía con quien dejar a los pequeños. El esposo, alguna changa hacia muy de vez en cuando, pero no alcanzaba a cubrir las necesidades de todos, siempre y cuando no se gastara en vino lo poco que ganaba.

La casa que habitaban estaba construida de chapas y de algunas maderas. Era fría, y en esos días de invierno se sentía la humedad y el olor nauseabundo de la madera mojada, y la ropa que no se secaba más ahí adentro, y Juancito con sus tres años con esa tos que no se iba nunca, Marisol de cinco años ilusionada con ir al jardín, le pedía a su madre hojas y lápices de colores, quería pintar el cielo decía, quería dibujar una casa grande y hermosa…pero no había ni siquiera pan.

Carlitos estaba parado en el andén de la estación, mientras se aproximaba el tren se arropaba su campera de lana gris, ya deteriorada, y se acomodaba la bufanda raída por el tiempo. ..Preparaba sus manos curtidas, arruinadas, las acomodaba al paso del tren, rogando que alguien se compadeciera de su condición de niño. Esa situación lo angustiaba, no quería hacerlo, solo que no tenia alternativa.

Ese día curiosamente, fueron bastante generosos los pasajeros, ya que junto varias cosas para llevar a su casa: algo de pan, galletitas, un billete de dos pesos, uno de cinco, y un gorrito que seguramente le iría bien a Juancito. Su madre reunió el dinero y fue a comprar fideos para la cena, y preparo mate cocido para todos.

Esa noche, Carlitos no podía dormir, no lograba calentar sus pies ni su cuerpo, además con su corta edad, solo contaba con ocho años, se sentía cansado, no encontraba un estimulo en su vida que le permitiera decir que tenia deseos de vivir, y sentía que su infancia se le escapaba a cada instante. No le había tocado una vida cómoda, aun era un niño, pero no tenía tiempo de serlo.

Ya estaba amaneciendo, un nuevo día comenzaba en la vida de Carlitos, se levanto con frio aun, no logro entibiar su cuerpo en toda la noche y ya debía prepararse para “trabajar”. Esta vez, iría a la estación de servicio para limpiar parabrisas, allí lo invitan siempre con algo caliente, un café con leche o chocolate con alguna medialuna que seguramente algún señor no quiso comerla, y a el le viene bien, no la desprecia.

Allí estuvo toda la mañana, y logro reunir algunos pesos que para algo le servirían a su mama, que sabe ingeniárselas muy bien para hacer rendir lo que Carlitos lleva.

No se sentía bien esa mañana, no se le había ido el frio desde el día anterior, y a pesar que el día estaba soleado y algo entibiaba el sol, el no lograba sentirse bien.

Estuvo así durante toda la jornada, y ya se preparaba para ir a la estación de trenes, y sintió un dolor muy fuerte en el pecho, pero no le dio importancia. Sabía lo que significaba el aporte de su trabajo para que todos pudieran comer, no podía fallarles.

Llego a su casa, le dio a su madre lo que había logrado reunir ese día, y se acostó de inmediato, no quiso comer nada, solo quería descansar, dormir, se sentía afiebrado, pero no dijo nada para no preocupar a los demás.

Esa noche por momentos transpiraba y tenía mucha sed, pero no atinaba a levantarse ni a pedir ayuda. Entro en un sueño profundo, sintió alivio, se vio a si mismo contento en un parque verde, muy verde con flores de todos los colores, ya no tenía frio…, ni fiebre, ni dolor, y no despertó…